Así pues, el deseo evoca la carencia de ser bajo tres presencias del vacío. Son las que constituyen el fondo de la demanda de amor, del odio que viene a negar el ser del otro y de lo indecible que se ignora en la petición al semejante.
Y por eso, clínicamente se advierte que cuando el Otro se entromete y en lugar de lo que no tiene, atiborra al sujeto con la papilla asfixiante de lo que tiene, es decir confunde los cuidados (necesidad) con el don del amor (demanda) podemos encontrar tanto la anorexia mental como los efectos de este Otro sobre las pasiones del ser: el odio paga al amor, pero es la ignorancia la que no se perdona.
